Estas reflexiones, respecto al cambio que ha generado el ámbito digital en el mundo del diseño, las he considerado desde hace tiempo. El enorme e incansable crecimiento del Internet ha acelerado el ritmo, y cambiado la forma, de cómo las actuales generaciones nos comunicamos. Por lo que, como es de suponer, ahora todos vivimos a dicha velocidad. Hemos generado un tránsito de información constante y continuo que, si lo comparo con las velocidades de un auto, asumo que apenas hemos puesto la tercera, ¡falta la cuarta y quinta! Esto debido a la necesidad de mantenernos al día con los sucesos de último momento (vanos o importantes) y no sólo para recibir sino también para generar nueva información a esa velocidad. Esta situación tiene ventajas y desventajas en tu vida profesional y personal, las cuales dependerán de tu postura ante el medio, aunque hoy sólo hablaré de cómo percibo la evolución de mi profesión como diseñadora durante los nueve años de experiencia que tengo en el ámbito digital. Durante los cuales, lo único duradero ha sido la velocidad con la que he tenido que actualizarme; dada la precipitada evolución del medio.
Durante la universidad todavía aprendí en un mundo donde las técnicas del diseño cambiaban lentamente (con lo cual no me refiero a la creatividad, porque eso siempre evoluciona). Por ejemplo, imprimir con el color Pantone 151C siempre será el mismo tono naranja aquí y en China o las mallas en un taller de serigrafía tenían la misma forma durante muchos años hasta que hubiera algún material que pudiera mejorar su desempeño. De tal modo que, durante mucho tiempo, uno emplearía las mismas técnicas hasta adquirir un depurado estilo o técnica personal. Sin embargo, existe un pronunciado contraste cuando se observa el flujo de trabajo del universo digital. La técnica se ha vuelto compartida –uno puede conseguir plantillas de diseño en innumerables sitios de Internet– inestable –ya que el mundo virtual nunca avisa cuando un código dejará de leerse de tal o cual forma– y no tiene contornos o límites –ahora necesitamos movernos en un mundo interdisciplinario para integrar un sitio. El diseño digital tiene muchas aristas que debes atacar y, en algunas ocasiones, puede ser muy interesante o muy abrumador, pero lo seguro es que no puedas abarcar todos los aspectos. Mientras te concentras en el diseño del interfaz debes tener tiempo para editar, digitalizar, retocar, crear, dibujar, animar, grabar, etcétera; además hay que tratar de hacer todo con la misma velocidad con que se desenvuelve la información en internet. Por lo que, como diseñador, esto termina superando tus tiempos de creación. Aunado a esto, ahora debemos interactuar con un mundo que, a primera vista, no nos compete para nada: la programación. Ahora se necesita tener bases de programación para poder generar interfaces dinámicas y animadas que se puedan desarrollar perfectamente en internet. Por lo que hoy en día como diseñadora requiero también de más tiempo para entender y aplicar scripts de programación en mis trabajos. La programación comprende infinidad de aspectos y uno puede no tener suficiente tiempo para especializarse. No obstante, aunque no se desee aprender a programar, ahora es imperativo que un diseñador deba hacerlo. Esta situación se observa cuando al solicitar diseñadores, algunas empresas ponen como requisito indispensable que sepa programar.
A mi entender el mejor flujo de trabajo es cuando se integra al diseñador en un equipo que posibilita, no que él desarrolle todas las aplicaciones necesarias para llevar a cabo su idea, que cada miembro aporte sus conocimientos –diseño, edición, programación, planeación, etcétera– de tal forma que el diseñador pueda enfocarse en su trabajo. Dicha situación no sucede cuando uno trabaja de freelance, ya que es necesario saber de todo para llevar a cabo el proyecto. Por ejemplo, al diseñar un sitio muchas veces será necesario buscar ayuda con la parte de programación; si, por otro lado, sabes de programación necesitarás de un diseñador para que todo quede en su lugar. Mucha gente, justo en este tipo de situaciones, recurre a la adaptación de plantillas prediseñadas. Esto hace que la técnica personal se convierta en una técnica compartida. Por lo que muchas veces me pregunto: ¿Qué es lo que abarca el trabajo de un diseñador web?
Por otro lado, el diseñar para medios digitales también se ha vuelto inestable porque uno se enfrenta a la virtualidad de los elementos: incluso del color. El color #ff7900 en mi monitor no es el mismo que en el monitor de a lado o, regresando a la programación, si ya empecé a tener conversaciones con algún lenguaje, como puede ser ActionScript 2, sucede que al actualizarlo a la versión 3 tuve que aprender las nuevas formas de platicar con el mismo y, justo por estos detalles, uno llega a sentirse abrumado. Nunca puedes decir “ya sé todo lo que debería saber de esta técnica” y si creías saber algo justo en ese momento salen más actualizaciones, más versiones, más etcéteras. Lo cual hace que la técnica pueda caducar de un momento a otro y, como no hay marcha atrás, pues necesitas actualizarte continuamente. Lo que lleva a que uno se enfoque principalmente en la funcionalidad de un proyecto y no en el diseño que deberá tener.
También he notado otro aspecto triste en el mundo del diseñador digital. La invasión de la profesión por terceros que, al aprender a usar uno o varios programas de diseño, creen tener lo necesario para autoproclamarse como diseñadores. Por último, como ya lo mencioné, la combinación más compleja: existen los que bajan plantillas gratuitas, que fueron realizadas por verdaderos diseñadores, y que sólo cambian algunos colores y las personifican un poco. Todo esto debido a la creencia que se pueden sacar los proyectos sin requerir de un diseñador.
De acuerdo con mi experiencia, es complicado definir el trabajo de un diseñador web. Ya que debe tener los conocimientos de todos los implicados en cualquier publicación (editor, programador, redactor, animador), pero lo principal es que debe ser diseñador –no solamente usar un software de diseño. Un diseñador tiene el conocimiento para fundamentar racionalmente el uso de una forma, un color, una estructura, una interfaz. Lo anterior se debe al conocimiento teórico que ha adquirido para poder entender a su público y, por lo tanto, pueda con su diseño enviarle el mensaje correcto. Saber de las intrincadas relaciones entre forma y contenido. Lo cual no sucede cuando una persona solo baja plantillas prediseñadas y ni siquiera se toma el tiempo para entender el sentido de la estructura. Todo diseñador web debería implicar los aspectos anteriores en su práctica diaria y, por supuesto, también tendrá que saber programar pero enfocado al diseño. Ya que la interdisciplina existe para que el diseño se apoye en la programación y viceversa. Tal vez será una utopía lo que pienso.