Escrita y dirigida por David Gaitán, la obra tiene el cascarón de Crimen y castigo y, sin embargo, me recordó mucho más al la película de Hitchcock, La Soga (1948). En esta cinta dos jóvenes del jet set asesinan a un amigo e inmediatamente después son anfitriones de una pequeña fiesta en la que pretenden probar que pueden mantenerse tranquilos, que son intelectualmente superiores y que, por lo tanto, tienen derecho a matar a gente «socialmente menor». Creen que están exentos de la moral común. Una parte importante de la trama es que pretenden lograr que su antiguo maestro Rupert Cadell (James Stewart), esté de acuerdo con ellos frente a las narices de un detective de la policía.
La obra tiene un ritmo muy bueno, genera una tensión que se disfruta mucho, un manejo preciso de juegos coloquiales que la vuelven muy cercana y, particualrmente, la actuación del protagonista (Raúl Villegas) es buenísima. Sin embargo, el mayor problema fue que muchas secuencias se resuelven con explicaciones innecesarias -lo único que consiguen es disminuir el impacto de las situaciones en la historia (no daré ejemplos aquí por que no quiero hacer ningún spoiler)- y por eso el final se vuelve una torpe explicación de la moraleja.
Se presenta en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque del 12 de abril al 6 de mayo los jueves y viernes (20:00 hrs), sábados (19:00 hrs) y los domingos (18:00 hrs) Véanla.