Comunidades tecnológicas

Hace unos meses O´reilly organizó la conferencia de Tecnologías Emergentes y entre sus múltiples conferencias disponibles en línea vi dos que llamaron especialmente mi atención. La primera sobre txteagle y el uso de celulares en África para distribuir recursos. Por ejemplo, las compañías les pagan a los usuarios para traducir las interfaces de los teléfonos a las lenguas locales o para distribuir mejor el agua, por peticiones de sms, en un ineficiente sistema. En la otra conferencia hablaron sobre Witness, una organización de vigilancia ciudadana en pro de los derechos humanos, y más específicamente sobre HUB, una plataforma global online de materiales audiovisuales para la acción sobre los derechos humanos, un sitio web participativo y orientado hacia los movimientos de base que permite a cualquiera en cualquier parte del mundo con acceso a internet subir, compartir, debatir y actuar respecto de algún tema sobre derechos humanos.

Cada una de estas conferencias tiene una palabra clave de fondo. La de la conferencia de Witness está ya en el imaginario y el vocabulario tecnológico: crowdsourcing. Traducida como multifuente (web 2.0) se refiere, en este caso específico, a la producción casino canada distribuida de información a través de los medios electrónicos. La segunda, está basada en la palabra francesa sousveillance, que se refiere, al uso de la tecnología, casi siempre “casera”, para vigilar y documentar abusos policiales o abusos de poder y distribuir estos materiales de un modo práctico y veloz.

Lo que pienso es que estas dos ideas pueden unirse y usarse para producir medios y métodos de denuncias ciudadanas mucho más efectivas. Evidentemente no creo que por principio tengan impacto en el gobierno y en su forma de destinar recursos a distintos problemas. Sus agendas casi siempre son distintas y alejadas de la vida diaria. Más bien, creo que pueden usarse de formas mucho más simples para hacer una comunidad más cercana. Por ejemplo, compartir información e imágenes sobre un bache peligroso, sobre un árbol a punto de caer o recomendaciones de un nuevo lugar para comer y sugerencias para lidiar mejor con los trámites de los gobiernos locales. Parte de lo que comienza a conocerse como gobierno 2.0.

En contraste, la prensa y la televisión mexicanas, los medios tradicionales en general, publican sistemáticamente notas negativas sobre las redes sociales e internet. El periódico El Universal ha sido recurrente en este tipo de notas. Pero, frente a esto, en múltiples blogs de la comunidad mexicana –aquí algunos ejemplos: alt1040 , Detrás De Mi Cristal y Pateando piedras– se ha estado documentando este fenómeno. No pretendo responder aquí la pregunta de por qué los medios atacan internet (puede ser una estrategia de regulación de la red o una manera de defender su posición privilegiada de información). Lo que me parece interesante es descubrir que existe comunidad alternativa a los medios tradicionales que se comunica. Aclarando, por supuesto, que esta comunidad tiene un perfil muy específico todavía, con acceso y conocimiento privilegiados que les permite hacer públicas sus opiniones. Pero aunque sea pequeña, critica y regula sin ninguna filiación y poco a poco va encontrando maneras alternativas de compartir información útil.