Según Bunkerpop estos son los 20 títulos son «de esos que agarras y no dejas hasta que terminas, cuya temática es interesante para todos y que les abrirán las puertas para que lean más y más después.» Viene a cuento aquí porque nosotros publicamos a dos de los autores que citan: El recién fallecido Rafa Saavedra y Guillermo Rubio de quien nosotros tenemos en versión electrónica del libro Pasito tun tun.
En fin, acá su lista:
José Agustín – De Perfil
La mejor expresión de la Literatura de la Onda, la rebeldía adolescente, la música, el ímpetu e inexperiencia de un joven en el convulso México de los 60′s. José Agustín nos abrió a muchos las puertas de la literatura enseñándonos que contar historias apegadas a su época de uno es un buen camino para hacer novelas que trascienden. José Agustín es a la literatura mexicana como J.D. Salinger fue a la literatura gringa. Y eso es bueno. Muy bueno.
Ignacio Manuel Altamirano – El Zarco
Las aventuras y romances del Zarco líder de la pandilla de bandidos «Los Plateados» es un retrato del México del siglo XIX. Con narración ágil, luce el romanticismo y liberalismo que comenzaban a gestarse en México y que tiempo después llevarían a la Revolución. De verdad, uno empieza con el libro y no los suelta hasta el punto final. Además está chiquito.
Federico Arana – Guaraches de Ante Azul
Los inicios del periodismo cultural rockero en el país, una crónica de lo que era ser músico en los años 60, junto con «Las jiras», documenta de manera crítica y burlona, la incipiente escena rockera mexicana.
María Elvira Bermúdez – Diferentes razones tiene la muerte
Con un estilo de novela policiaca clásica, retrata personajes y escenarios mexicanos de manera clara. La llamada Agatha Christie nacional, ubica a los detectives en Coyoacán para poner en entredicho los valores de la década de los 40. Una joya.
Rafael Bernal – El complot mongol
Un verdadero hito de la literatura mexicana y de la literatura policiaca latinoamericana. Rafael Bernal consigue una de las novelas más entrañables y emblemáticas de la ciudad de México en la que su protagonista consigue desarmar una conspiración internacional fraguada en el corazón del barrio chino.
Salvador Elizondo – Farabeuf
Una narración poliédrica que nos dibuja un instante desde distintas perspectivas, que atrapa en una dimensión temporal polivalente como lo es la vida misma y que nos lleva por un camino donde el erotismo es una presencia permanente. Una obra maestra de un mexicano universal.
Carlos Fuentes – Aura
Retrata de fiel manera las postales de la Ciudad de México en 1960, fecha en que se sitúa la historia de esta novela que envuelve la vida de Felipe Montero y Aura. Es quizá la obra más importante de Carlos Fuentes porque utiliza una narrativa fluida con tintes de erotismo, y no, no sólo es para leerla en la secundaria.
Juan García Ponce – El Gato
Si entre tus intereses se encuentran los temas eróticos y las cochinadas, «El Gato» es la opción. Andrés y Alma son niños los protagonistas de esta historia que relata encuentros y acercamientos del tipo sexual entre éstos chamacos, a los que se añade la mirada de un tercero. La literatura mexicana no ha visto un escritor tan intenso como García Ponce en mucho tiempo.
Elena Garro – Recuerdos del Porvenir
A pesar de ser la primera novela de la mexicana Elena Garro – y su obra cumbre-, las líneas de esta trama destacan por ser las precursoras del realismo mágico en nuestro país. La llamada «obra remendada» fue abandonada por la autora muchos años y sus familiares la ayudaron a publicarla. Hace una valiosa aportación desmitificante de la Revolución Mexicana desde un punto de vista narrativo interesante, que entendió la esencia del mexicano, que atrapa y ya no suelta.
Julián Herbert – Canción de Tumba
La vida de una prostituta enferma, narrada por el hijo. Un paseo lúgubre desgarrador, violento, carnal, vívido. Una narración monumental en la que no hay héroes. Un libro cabrón y bello como pocos. Acá una reseña.
Yuri Herrera – Los trabajos del reino
Es, junto con Canción de tumba, una de las mejores novelas escritas en los últimos años. Dueño de un lenguaje cuidado y preciso, Yuri Herrera se asoma al mundo del narco con una mirada que recuerda los relatos cortesanos y de intriga medievales.
Jorge Ibargüengoitia – Estas Ruinas Que Ves
Si algo le hace falta a México es que más gente lea a Ibargüengoitia. Inteligente e irónico, poseedor de un humor ácido y a veces simplón que creó uno de los picos más altos de nuestra literatura. En «Estas ruinas que ves» descubrimos la vida «intelectual» de un pueblo del Bajío, es una de las novelas más divertidas que se haya escrito en México.
José Emilio Pacheco – Las Batallas en el Desierto
Una novela sencilla de leer, nostálgica, una visión emotiva y honesta de la inocencia infantil, y al mismo tiempo de los barrios de la Ciudad de México. No por nada hasta canciones tiene en su honor. José Emilio Pacheco derrama poesía a través de su narrativa clara y precisa.
Guillermo Rubio – Pasito tun tun
Pasito tun tun es el debut narrativo de Guillermo Rubio, y uno de los libros más originales que se hayan escrito en mucho tiempo en México. Mezcla de narco relato y thriller hiperviolento, Pasito tun tun dinamita las convenciones del género en México. No, no es la Risa en Vacaciones.
Eusebio Ruvalcaba – Un hilito de sangre
Un hilito de sangre es una de las dos o tres mejores novelas iniciaticas de la literatura mexicana. Un viaje de descubrimientos, sórdidos y brillantes a la vez, en manos de una de las voces más vigorosas de la narrativa urbana.
Rafa Saavedra – Lejos del Noise
A medio camino entre cuentos, poemas y anécdotas pop; una exploración al caos, decadencia, fiesta y globalización que era Tijuana, y el mundo, de los 2000′s. Un libro genial de un escritor maravilloso que, lamentablemente, nos dejó muy jóven.
Jaime Alfonso Sandoval – El club de la Salamandra
Es un libro que nació por que no pudo ser película. Y lo cierto es que de haberlo sido hubiera sido una maravilla digna de Terry Gilliam. Tal vez el mejor libro «juvenil» de aventuras escrito en México.
Gustavo Sáinz – La Princesa del Palacio de Hierro
Gustavo Sáinz es otro de esos escritores que comenzaron a escribir como jóvenes de su época cuando se pensaba que hacer literatura era escribir como si hablara uno con la Reina de Inglaterra. «La princesa del Palacio de Hierro» narra las aventuras de una chica de familia de dinero en los 70’s y cuenta las aventuras que vivía la «alta burguesía» en un tono desenfadado y exagerado.
Xavier Velasco – Diablo Guardián
Ubicada como una de las novelas más importantes de la literatura contemporánea, nos presenta a Violeta, un fascinante, entrañable y complejo personaje femenino de las letras latinoamericanas que a cada página nos envuelve en su historia de vida sin descanso. Muy bien logrado para haber sido escrito por un hombre, sin embargo el mayor mérito es la vertiginosa trama que recorre todas las escalas sentimentales humanas de una chica atrevida, desafiante y desmadrosa.
Juan Villoro – La Noche Navegable
Los inicios de Villoro son estos relatos llenos de análisis, frescura, jovialidad, una observación a la sociedad y a la cultura, con toques de ironía. Desde ahí se veían los intereses en los que se desarrollaría, desde la música al deporte.